Las crisis son puntos de inflexión. Porque a partir de aquí la vida puede ir de nuevo en la dirección correcta o completamente en la equivocada, es importante tomar buenas decisiones. Quien se rinde honestamente en una crisis encontrará una salida fiable. El botiquín de primeros auxilios del maestro de decisiones también puede servirte aquí.
La bonificación para cachorros es genial. Los perros pequeños pueden salirse con la suya en muchas cosas. Corren como locos, muerden zapatos o se abalanzan sobre perros grandes. Pero no les muerden y todo el mundo piensa que son monos. Así es como se sienten las personas cuando son bebés y niños pequeños. Se toman las cosas como vienen y disfrutan de los altibajos. Estos principiantes en la vida lo tienen fácil. ¿Y los jubilados? Han dejado atrás las penurias y pueden relajarse. Pero muchas retrospectivas no son tan halagüeñas. Y envejecer, dicen, no es divertido.
Siempre en la escuela de la vida
Reconozcámoslo: habiendo salido de la infancia, somos estudiantes de la vida hasta bien entrada la jubilación. Intentamos arreglárnoslas lo mejor que podemos, ser razonablemente diligentes, tomar siempre la decisión correcta. Pero no sirve de nada: a veces tenemos que castigarnos. Entonces nos enfadamos porque nos parece completamente injusto. Algunos incluso se quedan atrás. Repiten clase tras clase, y parece que siempre acaban con los peores compañeros y los profesores más injustos. ¿Cómo se sale de semejante espiral de fracaso? ¿Hay alguna salida que puedas elegir?
El salto a la felicidad y el salto al vacío
Hay horas oscuras para todos. Incluso los que han alquilado literalmente la suerte, como Gustav Gans, no están protegidos de los golpes del destino. Tienen un nuevo jefe que les hace la vida imposible. Sufren un accidente o caen gravemente enfermos, pierden a un ser querido. A veces creen haber tomado la mejor decisión de su vida. Emprenden un nuevo camino, asumen un riesgo (en su opinión) calculable, agarran la felicidad con las dos manos y... pierden el control. ¿Es esto un argumento a favor de no arriesgarse nunca?
Fracaso, crisis, tocar fondo: lo he vivido todo. Y normalmente estaba relacionado con proyectos arriesgados. Es como una adicción al juego, un reto interior. Vamos, tú puedes, siempre has querido intentarlo. Tomé una gran carrerilla, resbalé y me volví a sentar de culo. Cada vez me dolía un poco más. Al final, empecé a pensar en volver a subir. ¿Qué es lo que realmente me ayuda a volver a levantarme después de semejantes decepciones, en semejantes crisis? Desarrollé una fórmula para ello, una especie de remedio patentado. Y probé esta receta conmigo mismo. Créanme, realmente ayuda. La utilizo con éxito en mi trabajo diario como coach para la toma de decisiones. Pero no esperes una visión complicada y superfilosófica. La verdad no es complicada en absoluto. Es sencilla y obvia.
De principiantes a fracasados y avanzados
El escritor Max Frisch dice que el tiempo no nos transforma, sino que nos desdobla. Yo también lo he experimentado. Ya tenemos nuestras realizaciones muy dentro de nosotros. Pero sólo a través de las crisis y con el paso de los años crece nuestra serenidad. La vida se va encajando poco a poco, como un rompecabezas. No, mi fracaso no es culpa de los demás. No, el mundo entero no conspira contra mí. Son pensamientos que ayudan en una crisis. Los principiantes del fracaso reaccionan de otra manera. Se sienten paralizados, casi destruidos. Les cuesta recuperar el aliento y ya no le ven sentido a la vida. Acusan a sus semejantes, a los políticos, a las naciones extranjeras o al buen Dios de haberles hecho tropezar. Y, sin embargo, debajo de todos esos gritos y lloriqueos hay una voz que dice: "¡No dejes que te deprima!". ¿Lo reconoces?
Si ahora mismo estás leyendo estas líneas y reflexionando con calma, no puedes estar en una crisis profunda. En el fondo, te falta sentido de la distancia, sentido de la consideración. Ni siquiera una decisión madura en la emergencia más aguda. Al principio siempre hay rabia, desesperación, horror. Luego viene el dolor por lo que se ha perdido, por lo que no se ha conseguido. Y entonces empiezas a comprender la situación. A comprenderla en el verdadero sentido de la palabra. Entonces llegas a un punto que es muy importante para ti. Tienes que tomar una decisión que te saque de la crisis. Esta ponderación es una habilidad de supervivencia muy importante en una crisis. Y por eso recomiendo a todo el mundo que practique sus habilidades de toma de decisiones fuera de la crisis. Como maestro de la toma de decisiones, saldrás de todos los valles de lágrimas.
La rendición es libertad
Hay personas que se desentienden completamente de las decisiones. Por ejemplo, Schorsch, que desaparece en su sudadera con capucha y siempre dice "bien" cuando le preguntas cómo está. Pero no está bien. Ha dicho adiós a los altibajos de la vida. Vive en modo automático y se marchita por dentro. Nosotros, en cambio, nos vemos como luchadores, estamos preparados para seguir adelante incluso después de haber tropezado. Siempre he afrontado la superación de las crisis con esta actitud tan activa. Pero en algún momento me pregunté: "¿Es eso realmente sensato?". Entonces miré más de cerca mi crisis y me di cuenta: La crisis no es luchar en absoluto. Es más bien como un muro. Y yo soy como una persona que sigue corriendo inútilmente contra ese muro. Quizá debería dejar de correr. Después de todo, no puedo cambiar las reglas del juego. Y las reglas son: No pases por aquí. Entonces déjalo. Entonces ríndete. Entonces, ¿por qué no te rindes? Esta palabra - rendirse - siempre me pareció lo último que quería. Pero ahora me doy cuenta: te da espacio. Hay una tregua, un espacio creativo que realmente me permite tomar una nueva decisión. La rendición es libertad. La libertad de hacer otra cosa. O para enfocar el problema desde otro ángulo.
Imagina que estás jugando al ajedrez. Te metes en un lío terrible. Tres movimientos más y la partida termina en jaque mate. ¿Qué haces ahora? ¿Gritar? ¿Derribar el tablero? ¿Amenazar a tu oponente? ¿Y pensar si vas a morir? - No, juegas tu partida hasta el final y te reconoces a ti mismo que te has topado con un oponente más fuerte. Esta digna rendición te da fuerzas para nuevas partidas. En primer lugar, tus compañeros te consideran un oponente justo y resistente. En segundo lugar, en la tregua posterior a la rendición analizas la partida y reconoces tus errores.
La reorganización de las cosas
La vida no es una partida de ajedrez. A veces se nos vienen encima vigas completamente distintas. Podemos perder la capacidad de valernos por nosotros mismos y movernos con independencia como consecuencia de un accidente. O perdemos a alguien con quien hemos convivido durante décadas. Las cosas pueden ponerse muy feas. Algunas personas que experimentan algo así nunca se recuperan. Lloran el pasado, los tiempos "mejores". No pueden mirar al futuro. Otros deciden seguir adelante con sus vidas. Sí, dices, estoy en el fondo, en el abrevadero, pero así son las cosas. A ver qué nuevos caminos salen de ahí. Cuando estas personas capitulan, no significa que todo haya terminado. Para ellos, la capitulación representa una reorganización de las cosas.
Llegados a este punto, cuando emprendes una nueva etapa en el camino de tu vida, necesitas tomar buenas decisiones. Tu experiencia vital y, a veces, un buen coach para la toma de decisiones pueden ayudarte a ello. He preparado un kit de emergencia para ti. Contiene muchas herramientas para ayudarte a salir de una crisis. Pruébalo: puedes conseguirlo gratis en entscheidungsmeister.de/nothilfekoffer.
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